Sexo después de los 40: cuando el estrés mata el deseo (y cómo revivirlo sin forzarlo)
- Isa Cardoze

- 10 nov
- 4 Min. de lectura

“Ya no cogemos, Isa… y ni ganas.”
Es lo primero que me dicen muchas parejas al llegar a consultoría conmigo. Y casi siempre empieza igual: Uno de los dos o los dos trabajan de sol a sol, llegan rendidos, cenan algo rápido, ven el celular, se acuestan, y al otro día se repite exactamente lo mismo.
El cuerpo sobrevive, pero el deseo… se apaga.
A los 20 podemos coger estresados, lo que nos sobra es energía, tiempo, curiosidad, a los 40 o 50 ya no: el cuerpo no está diseñado para desear cuando está en modo supervivencia.
Y OJO no quiere decir que no haya amor, lo que pasa es que el cerebro está saturado, el deseo necesita espacio, descanso y conexión y cuando lo único que comparten son pendientes, el deseo no encuentra por dónde meterse, no encuentra espacio.
Estrés laboral: el deseo no vive en modo productividad
Según la American Psychological Association, más del 65% de los adultos entre 30 y 50 años reportan que el trabajo es su principal fuente de estrés y el 45% dice que eso afecta directamente su relación de pareja.
Cuando vives en modo “tengo que cumplir”, tu cuerpo no siente placer, el estrés alto dispara cortisol, y el cortisol bloquea la testosterona y la dopamina, que son justo las dos hormonas del deseo, o sea, no es que no quieras coger, es que tu cuerpo literalmente no puede.
Una consultante me decía:
“Llego tan cansada que hasta me da flojera que me abrace.”
Y no es que no quiera a su marido, es que está agotada de estar disponible todo el día para todos menos para sí misma. El deseo no se muere: se ahoga en pendientes.
Y pasa también en los hombres, muchos de ellos me dicen:
“No tengo ganas, pero siento culpa porque parece que ya no me gusta mi esposa.”
No, lo que pasa es que estás fundido, no se puede desear si lo único que sientes es cansancio.
El estrés económico: el deseo no sobrevive en modo “no llegamos”
Luego está la otra historia: la del dinero, y aquí entra otra gran parte de las mujeres que vienen a consulta y me dicen:
“Isa, ya ni hablamos. Todo es cuentas, gastos, cómo estirar lo poco que hay.”
Ese tipo de estrés no solo genera ansiedad, también activa la misma zona cerebral que el miedo y cuando el cuerpo tiene miedo, no se excita, se defiende.
En México, según datos del INEGI, casi 3 de cada 10 divorcios se relacionan con problemas económicos o laborales y el 70% de las parejas encuestadas dice que el dinero es su principal fuente de conflicto.
Y no es para menos, discutir sobre dinero erosiona la intimidad emocional, y sin esa intimidad, el sexo se vuelve distante en el mejor de los casos o inexistente cuando dejamos pasar mucho tiempo.
Y lo entiendo, porque cuando estás haciendo cuentas mentales de cómo pagar la renta, no vas a fantasear con un rapidín, o cuando te duele la panza por la deuda, no hay cuerpo que se abra al placer.
La desconexión: no es falta de amor, es exceso de carga
La mayoría de las parejas que me dicen “ya no tenemos sexo” no han dejado de quererse,han dejado de mirarse.
Ya no se tocan sin propósito, ya no se dicen cosas bonitas, ya no hay complicidad. Y OJO: el sexo no es solo lo que se hace en la cama, el deseo empieza en el trato, en cómo se hablan, en si todavía se ríen juntos.
El problema no es el sexo, es la distancia emocional que deja el cansancio y la preocupación.
Los 5 antídotos (que sí funcionan y se hacen en pareja)
Esto no se arregla con una noche loca ni con juguetes nuevos —aunque siempre ayudan, en realidad se arregla con pausas, presencia y cuerpo. Así que aquí van cinco cosas que SI funcionan, incluso cuando están hasta el cuello de estrés:
1️⃣ El “no-agenda”
Una vez a la semana, 20 minutos sin hablar de trabajo, hijos ni dinero. Solo sentarse con un café, mirarse, tocarse la mano, respirar. Nada de resolver. El descanso compartido es afrodisíaco.
2️⃣ Masaje sin meta
Pongan música, aceites o crema, y dense un masaje sin buscar que acabe en sexo,el cuerpo necesita sentirse seguro antes de sentirse excitado, cuando el contacto no tiene presión, el deseo se despierta solo.
3️⃣ Respirar juntos
Antes de dormir, pónganse frente a frente y respiren al mismo ritmo por tres minutos, no hablen, solo respiren.
Parece una tontería, pero baja el cortisol y reactiva la oxitocina —la hormona del vínculo.
4️⃣ Hablar de placer, no de problemas
Una vez al mes, en lugar de “tenemos que hablar”, digan “hagamos nuestra reunión erótica”.Pregunten:
“¿Qué te gustaría que hiciéramos más?” “¿Qué te gustó la última vez?” Hablar de placer sin culpa reabre el deseo.
5️⃣ Eroticen lo cotidiano
Hacerse miraditas, decirse cosas "hot" al oído, cocinar juntos, bañarse juntos, un mensaje caliente a media tarde. El deseo no vuelve solo con quererlo, se necesita esfuerzo, disposicion y juego, cuando la pareja vuelve a divertirse, el cuerpo responde.
“No se trata de coger más, sino de vivir menos en modo sobrevivencia”
El deseo no se pierde con la edad,se apaga con el estrés, el miedo y el cansancio, pero sigue ahí, esperando a que le pongas atención.
Y no hace falta empezar por la cama, empiezen por un abrazo largo, una conversación sin quejas, una noche sin pendientes.
Porque justo ahi empieza el sexo después de los 40:cuando aprendemos que el placer no es un lujo, es una forma de volver a respirar juntos.



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